martes, 12 de mayo de 2009

Carta a los espectros

Queridos amigos de plástico, estoy muy contento de poder transmitiros buenas nuevas de mi puño y tecla. Como sabréis, por lo estupendos sistemas de comunicación de que disponemos en estos días que corren, mi recuperación como persona va en progreso y a buen ritmo. Esto me permite percibir una realidad mucho mas hermosa de la que me rodeaba en esos días “felices” en los que compartimos tantas tardes y noches de asueto regadas de alcohol y drogas. Ahora y a pesar de no tener ganas de veros, os aseguro que no os echo nada de menos. Aunque os recuerdo desde el mas absoluto olvido de vuestros nombres y vuestras caras, conservo la imagen fuertemente grabada, de la sinceridad de vuestra falsedad, en lo mas recóndito de mi disco duro( antes no tan duro, afortunadamente ahora mas, como otros componentes de mi hardware, gracias a la decidida y deseada abstinencia).Allí en ese lugar de la memoria donde se arrojan las cosas que se cree que se quieren borrar y que sabiamente la poca cordura que me alumbraba en el pasado supo guardar en la papelera de reciclaje. Supongo que para prevenirme y guarecerme de la lluvia de necedades y palabras huecas de las que tan frecuentemente disfrutaban mis oídos, antes en vuestra compaña y ahora sin ella, pues a pesar de nuestra separación física, aun me llegan vuestras voces. No sabéis cuanto lamento que malgastéis el preciado y escaso tiempo del que nos brinda esta breve vida en recordar mi somero paso por vuestro país de sueños y ensueños, con sus fronteras de rayas de color blanco, y castillos de botellas sobre montañas de nieve que se derriten noche tras noche al llegar el temido día con su achicharrante sol, que tanto daño hace a vuestras fotofobicas pieles. No sabéis cuanto os agradezco tanta estima y dedicación a mi, esta humilde o tal vez vanidosa persona, que trata serenamente de conocerse mejor. Se que tristemente no podemos caminar juntos de la mano por este camino, llamado de la purificación con cierta sorna por algunas voces , voces estáticas, que no caminan, que suenan y no se graban ni escriben, voces mudas que no crean nada, que presumen de gritar sabiduría en la universidad de los filósofos de barra, de los psicoanalistas de cuarto de baño, de los pintores que no pintan, los escritores que no escriben, los músicos que no tocan y los bailarines que solo bailan al son de las bolsas de cocaína y las carteras de los descuidados buscadores de amistad y cariño en un lugar equivocado. Ya no quiero evadirme de mis miserias, quiero luchar con ellas y con mis defectos en el mismo bando, para conocernos mejor y dejarnos vencer. No quiero volver a regocijarme en mi dolor y así justificar nuestros encuentros. Queridos espectros, no os imagináis cuanto me alegro de no veros. Cuidaros y recordad, como dice la canción, que el plástico se derrite si le da de lleno el sol...